Las metodologías de UX funcionan como un mapa que te guía para entender a tus usuarios y crear soluciones que realmente funcionan. En este artículo, te contamos sobre tres de las más populares: Design Thinking, Doble Diamante y Lean UX.
Cada metodología tiene su propio ritmo, su forma de hacer las cosas y sus trucos para que el diseño no sea un caos. Algunas te ayudan a abrir la mente y pensar sin límites; otras, a poner orden; y otras más, a moverte rápido para aprender sobre la marcha.
Se trata de meterte en los zapatos del usuario y entender no sólo lo que necesita, sino lo que siente. Ideal cuando no tienes claro el problema o quieres crear algo disruptivo.
Lo básico:
Las etapas:
¿Cuándo usarla?
Cuando quieres innovar, el problema es difuso o necesitas entender a fondo a tu audiencia.
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Si eres fan de las cosas claras, el Doble Diamante es para ti. Divide el proceso en cuatro fases o etapas que se agrupan en dos “diamantes”, donde el primero se enfoca en entender el problema y el segundo en desarrollar y entregar la solución.
Así no te pierdes y avanzas con claridad.
Lo básico:
Las etapas:
¿Cuándo usarla?
Perfecta cuando hay muchos stakeholders y necesitas un proceso claro para que todos estén alineados.
Viene del mundo ágil y es pura acción. Menos documentos, más prototipos rápidos, pruebas constantes y obtener aprendizajes en el camino. Ideal para equipos que se mueven a toda velocidad.
Lo básico:
El ciclo:
¿Cuándo usarla?
Cuando el tiempo corre, tienes que iterar mucho y quieres evitar perderte en papeleo.
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Metodología | Para qué va bien | Qué busca | Cómo trabaja |
Design Thinking | Problemas complejos y humanos | Empatía y creatividad | Iterativo y abierto |
Doble Diamante | Procesos claros y ordenados | Enfoque y estructura | Secuencial y visual |
Lean UX | Equipos ágiles que van a toda velocidad | Velocidad y datos | Ágil y experimental |
Al final del día, tener una metodología de UX es como tener una brújula en el equipo que te guía por el camino. Cabe mencionar que no se trata de seguir reglas al pie de la letra, sino de tener un marco para diseñar con sentido, en equipo y pensando siempre en la gente que va a usar lo que creas.
Así que la próxima vez que empieces un proyecto, no te lances a ciegas. Elige la metodología que más te resuene, combínalas si quieres, pero nunca pierdas el foco: diseñar experiencias que de verdad importan. Ahora, si aún tienes dudas de cuál te viene mejor, ¡no te preocupes! Para eso estamos aquí. Escríbenos y con gusto, uno de nuestros expertos te guía.